Crónica...

Arranqué, sin tener demasiado en claro el destino. Pretenden ser estas líneas, apenas una crónica encendida, incendiada y ardiente en los huesos de quien escribe con necesidad y sin esfuerzo.

Desde hace un tiempo, la vida duele sin piedad bien adentro mío. No enumeraré los motivos, o al menos eso me propongo a esta altura. Soy un ente, hoy entristecido y lastimado. Hay tantas cosas que nos lastiman, que vamos perdiendo la cuenta de ellas. La vida nos aprieta por todos los costados, y terminamos más tarde o más temprano abrazados a nuestros vicios más ocultos y dañinos: Las botellas, las pastillas, las putas, el humo... Todo es válido para combatir a nuestros demonios más oscuros y recurrentes. Nos vamos perdiendo, de cuando en cuando, y lentamente nuestros brazos comienzan a quedarse sin fuerza justo cuando más los necesitamos, y nuestros sueños cada vez más, se ocultan tras el horizonte que suponemos, a esta altura, ya no nos revelará su encanto. Sí, es cierto, soy joven (aunque no tanto) y desde afuera parecerían no existir motivos aparentes para esta tristeza que se dibuja en mis ojos, y sin embargo, sólo yo puedo dar testimonio de su existencia y perseverancia insaciable. No habrá tal vez, algo puntual, o tal vez, sea la resultante total de una sumatoria que inició ya desde temprano, o quizás, tan sólo sea vida... No lo sé, duele el mundo, la sociedad en la que vivo, me duele la humanidad y el curso que ha adoptado... El no ir a ningún lado y estar siempre escapando como un ladrón, al que en mi caso, si pudieron atrapar. Duele también (y como negarlo), el saber que quizás esta noche, ella esté riéndose y porque no, enamorándose de alguien más dichoso. Toda mi vida fui fuerte, y nadie jamás ha tenido motivo alguno para tratarme de cobarde, y eso, es algo que nunca podrá cambiar, ni siquiera ahora en que me siento débil... Y por qué no?, les pregunto a ustedes lectores ocasionales de este blog tan personal. Porque no puedo y podemos decir y gritar que nos duele el mundo, la patria, el amor y la soledad? Sí, ya lo sé, esas cosas no salen por la tele, ni son el "core business" de las compañías para las cuales trabajamos sin descanso. Esas cosas no le importan a nadie, claro, excepto a nosotros mismos. Cómo hacemos, a quien le podemos hacer llegar nuestro dolor e inconformismo para con este sistema que nos asesina el alma, celebrando trivialidades, y condenando tesoros?. Pero no hijo mío!, No te atrevas a masturbarte pensando en ella!, ni a intoxicarte el cuerpo con sustancias prohibidas! No lo hagas, se fuerte y no lo hagas!, que esos caminos sólo los transitan los débiles y pobres sin educación, incapaces de pensar correctamente, y arribar a la conclusión de que la vida es bella y placentera si alcanzas a abrir tu corazón! ( y cerrar los ojos). Aléjate de la tentación, y vive una vida feliz, saludable y longeva. Cómprate una casa, un automóvil, otra casa para veranear, forma una familia, capacítate para insertarte al mercado laboral y sé una pieza prolija y aceitada para contribuir positivamente a este sistema que tan bien le hace a la historia de la humanidad. Silencia tus dudas, y cuando aparezcan, enciende el televisor o sal corriendo al shopping más cercano para saciar tus angustias con productos... Busca un buen amigo que te ayude a ver el camino correcto. Siéntate con él a tomar un café, y conversen de asuntos que realmente ameriten tu tiempo. Hablen de Higuaín y de Gago, y de que el Manchester city quiere comprar a ambos por la suma de 50 millones de euros... Y sí, todas esas cosas las hago de un modo o de otro, y sin embargo, nadie se atreve a dar una receta para las noches como esta, en que el veneno se ha vuelto tan tóxico, que es necesario escupirlo sobre el papel, al compas de una botella que ha costado $5, y que lleva el nombre "HAMPTON" sobre la etiqueta negra del frente. Botella, que una anciana me ha vendido en un almacén del barrio de boedo con cierta compasión en el rostro al preguntarme sin ningún tipo de pudores... "¿ te vas a encurdar?. Y yo, que bajo un ataque de honestidad brutal le respondí que "Sí", alcancé a comprender que ando más vencido que vivo, y creí por un momento, oír emanar desde el interior de la mochila que colgaba de mi espalda, las sonrisas cómplices de Baudelaire que se escribían en los pétalos de las flores del mal. ¿ y por qué?, insistió mientras buscaba en el sucio y desprolijo mostrador una bolsa donde guardar la botella. " "Por todo", le dije: " Por tristeza, por amor, por el país, por la vida, por el futuro, por el cansancio...".
"Mira pibe" me dijo. Yo sé por la facha, que vos no sos de este barrio, y aparte porque nadie de por acá pide Jack Danields. Sos el primero en veinte años que me pide eso. Acá los pibes piden vino, no whisky. Por que mejor no llamás a una amiga para que te acompañe y van a un lugar lindo?". " Sí no se, después veo le dije" con la única intención de pagarle e irme rápidamente. " Yo te voy a decir una cosa" me dijo. " Lo más importante de todo es el amor, lo demás, no lo vas a cambiar nunca. Este país no va a cambiar más, y mucho menos, con todos los peruanos que vienen y usurpan casas.... Nos dijimos algunas cordialidades o nos deseamos algunos falsos augurios y deseos de bienestar, le pagué, y guardé la botella junto con las risas de Charles. Caminé las cuadras que restaban hasta el departamento que me serviría de guarida por algunas noches. Pensando... sonó el teléfono celular y no lo atendí. Sabía que del otro lado, no estaban las piernas que yo quiero... Pensando en ella, en quien más sino, en mi herida de amor, en mi rubia sangre que gotea por las calles de este barrio circunstancial, y que ella seguramente ignora o no quiere ver. Antes, a la tarde, hice todo lo que los santos mandan. Me reuní con unos amigos y hablamos de Gago y de Higuaín. Gané tres partidos de pool consecutivos aunque no pude evitar, ir hasta la rocola y seleccionar "un poco de respeto" cantada por ataque 77... Después sí, viaje y compré la botella de Hampton. Escribí estas líneas y la noche lentamente fue nublándose y consumiéndose. Llegué a verla desnuda y no terminó de agradarme completamente. La etiqueta no era negra, ni verde ni azul, por eso no me decepcioné. Pero nada cambió, todo siguió igual. Recordé los versos " Sentiste alguna vez, lo que es, tener, el corazón roto..." Y nada, el dolor no cedió. Pensé en llamar a alguna de las otras (todavía había tiempo), pero no. Solamente la quiero a ella. Ahora todo está nublado, y la realidad sigue siendo atroz. Me refugié en mis vicios, y solo logré esta página que dice menos de lo que quiero. Que sólo me recuerda el dolor, que me produce su ausencia, y sus ganas por estar, tan lejos de mí. Porque claro, además del dolor por la patria y la vida, también está el desamor. Encendí el celular esperando un milagro, pero no, ella no da señales de vida. Debe estar riendo con otros. Y sólo me queda la soledad, y aunque el indio se enoje, aquí no bajan los ángeles. Estoy sólo, sin ángel, sin ella, y con un dolor, que no creo que pueda soportar.

0 comentarios: