Será el amor, princesa...

Afuera quiere comenzar a llover,
se apagan las luces (el sol),
y los inviernos buscan corazones,
donde hacer nido para helar,
el brillo de tus ojos,
y el milagro de tu sonrisa.

Se apagó la primavera (que tal vez nunca fue completa),
se paga en silencio el mañana y el futuro,
dibujándose en tu rostro la tristeza (la soledad),
que acompañará a tus pasos,
por el oscuro sendero de los días.

Siempre más (y siempre más!),
así es la vida (así el dolor),
tiemblan las manos y las piernas endebles,
hacen equilibrio sobre pequeños sueños,
sobre pequeñas promesas,
sobre pequeños consuelos.

Perdida la mirada (en el subte, en la calle, en el sueño)
perdida tu sonrisa (que sólo está presente en mi recuerdo),
perdida en Buenos Aires,
improvisando en cada esquina,
nuevos caminos que sirvan,
para superar tan tristes partidas.

No hay sombreros,
ni conejos ni lámparas,
no hay genios ni príncipes azules
que te protejan de los días,
sólo príncipes ladrones
que buscan redimirse,
por tantos años de mala vida.

Como el que escribe en esta madrugada (de lluvia, de tristeza),
exiliado en la distancia (de un nunca hay tiempo),
blasfemando algunos versos,
que ni siquiera llegarán a tus oídos.

Se hace tarde (a mí, a vos, a todos),
apuro acaso el último mate (y la última pitada),
tengo que vestirme (con el traje y la corbata),
tengo que partir prolijo y educado…
al inicio de este jueves,
que ya me mata en la antesala.

Ya no se nada de tu vida,
y me duele tu dolor,
y me duelen tus sonrisas,
y es que estoy atado a tu corazón,
y es que sufro triplemente tu dolor.

Y la caída se hace profunda,
y sólo queda elegir el mal menor,
amarte en la distancia y sangrar sin piedad,
o cerrarte la puerta para siempre,
y morir de soledad.

Será la cobardía (tal vez mi amor),
la que aún nos une a través de la tecnología (los mensajes),
y hay algo que todavía no he dicho (en estos versos),
por temor o dolor anticipado...

Será el amor, princesa
finalmente el que te abrigue el corazón,
será el amor...
el que te de calor en este invierno,
al compás de un beso,
que te llevará a pasear hasta los cielos...

Y verás nuevamente al sol,
y brillarás contenta y hermosa de amor,
y te entregarás a esos nuevos brazos (y amarás),
y se entregarán otra vez a tus brazos (y te amarán).

Y el trago amargo del hoy,
será un triste recuerdo del ayer,
y estos versos tan malditos,
terminarán archivándose en un cajón (o en un blog),
en una simétrica concordancia a esa flor,
que termina de marchitarse,
al igual que mi corazón.

Será el amor, bb,
el que mañana te vuelva a hacer brillar,
ese alguien camina y te espera (ansioso por amarte),
y esta tristeza aquí adentro cada vez se hace más grande,
te salvará el amor ( eso yo lo sé),
lo que duele... es tu dolor,
y el saber que no será mi amor,
el que finalmente te cure el corazón.

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