El barco ha zarpado del puerto,
Un boleto ha quedado perdido,
El otro en el bolsillo de una dama,
Envuelto en un pañuelo con lágrimas.
Rumbo al olvido se dirige,
Rumbo a las tierras más lejanas,
Que quizás no han de ser más,
Que treinta tristes cuadras.
Un desencuentro inexplicable,
Ha desatado aquella guerra,
Que no tendrá vencedores,
Que sólo tendrá perdedores.
Dos corazones ahogados,
Por lágrimas ajenas,
Dos nudos por cada garganta,
El consuelo aguarda en cualquier bar,
Los rojos ojos ocultos,
Por las manos en la frente,
Y la colgante cabeza gacha.
Hay ciertos males,
Que no pueden se pueden combatir,
Sólo se deben olvidar,
Sólo se debe aceptar,
Que también al propio corazón,
Lo pueden dejar de amar.
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3 comentarios:
Me gusto… Buena descripción… Haces vivir los momentos al leer tu obra… Te felicito… Saludos cordiales…
muy buenas imagenes
no persistamos de buscar ese corazon que nos ama para siempre. me gusto.
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