Silencioso laberinto, alaridos de la aurora.

Un infinito laberinto,
Se ha ido construyendo con los años,
Indefinible, tortuoso e incomprensible,
Albergan los pasos del caminante,
Quien no ha podido encontrar su rumbo.

Trece sauces de plata,
Se han convertido en los cómplices,
Eslabones de sentimientos,
Construyen la cadena más triste,
El corazón prisionero,
La libertad olvidada.

Ya en esta madrugada,
La noción del tiempo se ha perdido,
Hoy puede ser ayer,
Y mañana quizás sea un tal vez,
Las huellas son devoradas,
Por el piso de oro,
Que encandila las pupilas,
De estas tristes palabras.

Un castillo de acciones,
Es desbaratado sistemáticamente,
Sin religión ni bandera,
Las brisas se han convertido en tornados,
Sin pena ni gloria,
El caminante sigue su marcha...
¿Qué es lo que lo motiva?,
¿Qué final aguarda,
en el horizonte hoy ennegrecido?.

Varias balas han salido de sus labios,
Pero una solamente,
Ha logrado penetrar su corazón,
Herida que aún no cierra,
Madrugadas resentidas,
Escriben evangelios de nostalgias,
Mientras el umbral olvida recordar,
Las hojas cayendo del nogal.

Bibliotecas, báculos y hadas,
Calles, ciencias y pensadores,
Ignorancia, celtas y persas,
Muebles, muertes y besos.

Todo se dibuja en estas paredes,
Todo resulta ser eterno,
Todo resulta finito,
Las contraposiciones,
Las certezas y mentiras,
Todo vive aquí,
En la tristeza del solitario,
En la muerte de Demasto.

Mitológica historia cuento,
Misterioso desenlace gobierna,
Los días traen calma,
Las noches tajantes pensamientos,
Quince versos para dos mentiras,
Un laberinto, una espada,
Un destino eterno,
Virgen y gastado,
Aún sin escribir,
perfectamente escrito,
perfectamente olvidado.

1 comentarios:

Cadelo dijo...

El poema bien, destaco la ultima estrofa, me ha gustado mucho, tiene mucho ritmo, es como me gustan a mi.