Que me busquen y me encuentren!

Que se encienda el día en la ciudad!
Que se enciendan las radios y sus locutores!
Las noticias y las publicidades con sus morbos,
Que el motor abandone la pasividad,
y me muestre la cara una vez más.

Que apunten sus cañones a mi mente,
que me cerquen como siempre entre los muros
invisibles pero duros como el hierro,
de imaginarias construcciones que se elevan en mi mente
y que ocultan el sol,
enajenándome a la tristeza y a la soledad

Que me cerquen los ejércitos…,
Círculos viciosos que me desgastan día a día,
El partido de fútbol perdido y la cabeza del técnico en bandeja de plata,
Las pandemias mundiales que abandonan la ficción,
Los países dominantes que me avisan de antemano
Que deberé ser yo quien pague sus deudas por la crisis,
Las películas que se estrenan y relatan suertes funcionales a intereses del imperio,
Las ratas que ya no representan,
Y que sin embargo se disputan mi sufragio.

Que me tienten con un mordisco de su manzana,
Que me masturben las perras de la tv,
que me ofrezcan un trabajo mal pago,
aunque tenga veinticinco años y una Licenciatura que poco me importa,
que mis amigos, mi familia y rosas,
se enfurezcan y se preocupen por mi salud mental,
y que me escupan en la cara,
palabras para hacerme desistir en mi intento,
de vivir la realidad que ya no pueden negar mis ojos.

Que me castiguen ferozmente por no seguir sus reglas,
Que envíen sus sicarios disfrazados,
Las impagas facturas de la luz, el gas y el teléfono,
El hambre y la monotonía de comer fideos insípidos,
La despectiva mirada de mis vecinos de palermo,
Los amigos que me abandonan,
Los amores que se alejan por no pertenecer.

El último cigarrillo que me queda en la bandolera,
Lo ejecuto sin piedad ni culpa,
Que me busquen y me encuentren!
Que me hieran los costados,
Que sangren mis lágrimas cuando la presión sea demasiada,
Que mi espalda y mis rodillas se revelen,
Queriendo abandonar el sufrimiento,
Firmando la paz con los que buscan mi sumisión.

Que me busquen y me encuentren!
Que formen su ejército delante de mis ojos sus generales,
Que lancen a la imbatible caballería,
Y que intenten lacerar mi maltrecho cuerpo.

Sin embargo mi opaco yelmo,
Y mi gastada cota de malla,
Se mantendrán firmes hasta el último día de los días,
Empuño una espada que es mi honor,
Y defiendo mi cuerpo con un escudo que es mi dignidad,
Vengan a buscarme cobardes!
y conozcan el sabor de mi hierro y mi bravura.

Pocos somos los hombres,
Capaces de embarcarnos en batallas imposibles,
Pocos somos los hombres,
Que preferimos adentrarnos en el hades,
con el cuerpo mutilado y sin esperanza de redención.

3 comentarios:

etnad dijo...

WAO impactante manera de desarrollar el tema me gusta tiene muchos brios, demasiados pero es hermozo el decir ni la muerte me a derrotado. Gracias

danteno dijo...

buen escritazo...
Indemiente..
Saludos!!

mar38________ dijo...

Vehemente , directo y certero escrito , no hay locura en decir las cosas en la realidad que ahora supera a la
ficción , malidicencia esparcida y comprendida , fuerte escrito , excelentes letras , todo un manifiesto de
sensación , te felicito y saludo cariño ........