Tapetum lucidum

El hombre fatiga la noche a merced de sus fantasmas,
y en ese mar oscuro de soledades que se agigantan,
va consumiendo los fatales minutos de férrea retahíla:
y no lo envuelve el sueño con sus profundas e interminables formas,
está atrapado en la vigilia de sus ojos que usufructúan,
por instinto lo que es, lo que fue y lo que no ha sido nunca.

 El hombre se distrae con la viva imagen del humo zigzagueante
o va hasta la cocina a revivir el frío mate,
el hombre se distrae pues eso dicen los sumarios,
que de niño le inculcaron los adultos que abdicaron,
El hombre se distrae y el monto de sus días,
hoy le arroja esa metralla: de lunas y agonías...

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